El Problema de los Constitucionalistas
Josep Jover, con una magistral disertación, nos muestra la similitud entre los protagonistas de La Vida del Buscón Don Pablos y los llamados constitucionalistas españoles. Cómo unos, vestidos con harapos remendados con sumo cuidado, presumiendo lo que no son, solo consiguen engañar a quienes miran de lejos, pero de cerca muestran su miserabilidad. Y cuando son descubiertos, salen espada en mano a defender su inexistente honorabilidad.
Los llamados constitucionalistas, que a cambio de 3.000 € por español y año, aunque solo ellos los han aprovechado a través de mil corruptelas, han entregado la soberanía de nuestro país a Europa, salen en tromba a defender sus prebendas, sillones y un poderío inexistente, con la constitución en mano, cuando de ella apenas queda el papel donde se escribió, presumiendo estúpidamente de ser europeístas.
Nosotros, quizá más duros que nuestro amigo Josep, comparamos a esos constitucionalistas con quién para llevar un tren de vida muy por encima de sus posibilidades, ha vendido las acciones de la empresa que heredó de sus antepasados, pero sigue pasando cada año por ventanilla para cobrar los dividendos, ofendiéndose cuando el cajero les pide a cambio más acciones o su propia casa.
En España son muchos los que viven del cuento de la Constitución. Políticos, catedráticos y jueces de constitucional, funcionarios con bula y coche oficial, curas con concordato, militares a los que se les hunde su mundo autárquico y, sobretodo, aquellos que se benefician del Boletín Oficial del Estado, aquellos que tienen privilegios e inmunidades heredados de la dictadura y quieren conservarlos a toda costa. Y todos se llaman demócratas y europeístas.
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